La Gran Comisión es nuestro mandato.
BASE BÍBLICA:
Efesios 4:26-27.
"Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni
deis lugar al diablo"
INTRODUCCIÓN: La ira se
vuelve peligrosa cuando perdemos el control, o la guardamos en nuestro
interior; esto nos puede volver en una persona amargada o resentida. El
creyente se aíra por lo que es justo, lo que Pablo esta aconsejando es a
no participar de esa ira egoísta, caprichosa, mundana, celosa, envidiosa
esta ira nunca debe de manifestarse en la conducta del creyente.
A. NOS PODEMOS AIRAR, PERO NO CAER EN PECADO. Debemos
mantenernos libres de amargura, de desprecio y odio. La ira es negativa
y perjudicial para nuestra vida espiritual cuando da como resultados
explosiones de rabia y palabras ofensivas. La ira es mala y destructiva
cuando produce amargura, resentimiento y hostilidad y deseos de
venganza. La ira no debe dominar nuestras vidas porque se puede
transformar en un pecado permanente.
B. EL ENOJO NO SE
PUEDE EVITAR, PERO SE PUEDE CONTROLAR. El enojo puede herir a
otras personas y puede destruir las relaciones. Si guardamos el enojo
destruirá nuestro ser interno por lo que hay que controlarlo de
inmediato. Cuando alimentamos nuestro enojo le estamos dando oportunidad
al diablo para que nos divida. Pablo recomienda que no permitamos que el
día termine para arreglar el conflicto y salvar la relación. (Efesios
4:26) Enojaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo.
C. NO DEMOS LUGAR AL DIABLO. Cuando la ira
permanece y se acumula, el diablo reclama territorio en nosotros. Darle
lugar al diablo es permitirle que el tome control de algunas áreas de
nuestra vida. Esto es ceder terreno a las obras de la carne (Gálatas
5:19-21). Y manifiestas son las obras de la carne que son: Adulterio,
fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades,
pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias,
homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de
las cuales os amonesto, como ya os he dicho antes, que los que practican
tales cosas no heredaran el reino de Dios.
D. Las
escrituras nos aconsejan como debemos manejar la ira
(Proverbios 29:11) El necio da rienda suelta a toda su ira, pero el
sabio conteniéndose la apacigua.
(Colosenses 3:8) Dice: Pero
ahora dejad también vosotros todas estas cosas: Ira, enojo, malicia,
blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca,
(Santiago
1:19-20) Dice lo siguiente: "Por esto, mis amados hermanos, todo hombre
sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse; porque la
ira del hombre no obra la justicia de Dios.
No permita que la ira
y la amargura echen raíces en su corazón.
.
.