La Gran Comisión es nuestro mandato.
El ser humano posee tres naturalezas diferentes:
espíritu, alma y cuerpo.
En
Génesis 2:7 leemos que Dios hizo al
hombre del polvo de la tierra (su naturaleza material), y sopló sobre él
"aliento de vida", y desde ese momento fue un "alma viviente", su
naturaleza inmaterial.
Según
1 Tesalonicenses 5:23 todo nuestro
ser esta compuesto de espíritu, alma y cuerpo.
Según
Hebreos 4:12
la Palabra de Dios actúa sobre nuestra alma, espíritu y cuerpo.
Esta interpretación de la naturaleza humana nos permite entender muchos
de los mecanismos psicológicos y espirituales en nuestra vida, y que se
relacionan con la santificación, las dolencias del alma y las opresiones
espirituales.
Aunque nos referimos al espíritu y al alma como
"partes" de nuestro ser, debemos recordar que son componentes
inmateriales, y que por lo tanto, es solamente una manera mas
comprensible de explicar realidades y fenómenos que escapan a nuestros
sentidos físicos.
A. El Espíritu Humano
Es la parte más interior de nuestro ser, y la cual nos permite
comunicarnos con Dios. Es la parte que estuvo muerta antes de nuestra
conversión y nuevo nacimiento, y esta fue la razón por la cual antes no
podíamos tener comunión con Dios. Nuestras oraciones (o rezos) por
decirlo así "no pasaban del techo", y Dios era solamente un concepto o
un ideal inalcanzable.
Ezequiel 36:26 dice: "Os daré corazón nuevo, y
pondré espíritu nuevo dentro de vosotros" refiriéndose al espíritu
renacido el cual nos permite comunicamos con Dios. Dios deja de ser una
persona desconocida y lejana, para ser "alguien" con quien podemos
relacionarnos en amor.
Nuestro espíritu es también el asiento del
espíritu Santo en nuestro ser a partir de nuestra regeneración, y la
comunicación es de espíritu a espíritu (Romanos 8:16). El espíritu debe
fortalecerse por medio de la comunión con Dios en oración; por la
lectura y meditación de la Palabra de Dios, y por la adoración.
B. El Alma Humana
Es la parte intermedia entre
el espíritu y el cuerpo físico. Esta compuesta por nuestro intelecto,
nuestros sentimientos o emociones, y nuestra voluntad. Es la parte de
nuestro ser que nos permite ser concientes de nosotros mismos. Es lo que
nos diferencia psicológicamente a unos de otros.
El alma fue
afectada por el pecado: el intelecto fue oscurecido; las emociones
fueron dañadas y la voluntad torcida. Y éstos no han renacido en nuestra
conversión. Es el espíritu el que ha renacido, mientras el alma debe ser
renovada por un proceso continuo, bajo la influencia del espíritu Santo,
del espíritu humano y de la Palabra de Dios. Es nuestra responsabilidad
permitir esa influencia renovadora.
Según
Romanos 12:2 debemos
transformarnos por medio de la renovación de vuestro entendimiento
Según
2 Corintios 3:18 somos transformados por el Espíritu del Señor.
Según
Hebreos 4:12 la Palabra de Dios es el instrumento que Dios usa
para transformarnos. La Palabra de Dios llama "carne" no a nuestro
cuerpo físico, sino a esas tendencias del alma contrarias al deseo del
espíritu de agradar a Dios, y sobre todo de sujetarse a Dios. La esencia
del pecado de Adán sigue vigente en la "carne", y su asiento es en
nuestra alma. El cuerpo físico es neutro moralmente, pues solo sigue los
impulsos de nuestra alma.
Según
Gálatas 5:17 la lucha constante
dentro del creyente es la lucha entre el espíritu y la carne. La
santidad se logra en la medida en que reconocemos que nuestra carne ya
murió juntamente con Cristo en la cruz, y en la medida en que el
espíritu va moldeando y sujetando los impulsos del alma, y
conformándolos al carácter de Cristo.
Según
Romanos 8:1 la clave de
una vida de santidad es andar en el espíritu no en la carne.
Según
Gálatas 2:20 para tener victoria sobre la carne debemos vivir en fe lo
cual es posible cuando Cristo vive en nosotros.
C. El
Cuerpo Humano
Es la parte de nuestro ser por medio del
cual nos comunicamos con el mundo físico que nos rodea.
Nuestro
cuerpo ha sufrido también las consecuencias del pecado de Adán. Cuando
él desobedeció y comió del árbol (Génesis 2:17), no murió enseguida.
Pero desde ese momento entró en la raza humana el principio de la
muerte, por el cual vienen la debilidad, la enfermedad y la muerte
física.
a. Según
Romanos 8:21-23
la creación y nuestro espíritu
gimen por la liberación de la esclavitud de corrupción.
b. Según
1 Corintios 15:51-54 todos seremos transformados en cuerpos
incorruptibles.
Vemos, pues, que la redención de nuestro cuerpo
es parte de la esperanza cristiana para los últimos tiempos. Pero
mientras tanto, la obra de Cristo nos provee de los recursos para una
vida sana, por medio de nuestra unión con el.
.
.