La Gran Comisión es nuestro mandato.
1. La Importancia Del Perdón
Habiendo visto la importancia del amor en la lección anterior, vamos
a considerar uno de los frutos que ese amor produce: el PERDON.
a.
Gálatas 5:19-21. Podemos añadir
resentimientos, rencor, amarguras, odios, etc., sentimientos y pasiones
demasiado comunes que hacen tanto daño, como para pasarlos por alto.
Dañan las relaciones entre las personas y también la vida espiritual de
los creyentes. Notemos que la Palabra de Dios las califica como obras de
la carne, otra forma de decir que son pecados, porque son contrarios al
carácter santo, amoroso y benigno de Dios. Pero la gravedad de esta
familia de pecados es mayor si consideramos su naturaleza esencial.
Veamos
b.
1 Juan 3:15. Alguien que aborrece es homicida y no
tiene vida eterna.
El resentimiento, rencor, odio o ira, son
diferentes grados o niveles de sentimientos que, llevados a su expresión
máxima o a sus últimas consecuencias, terminan en el homicidio. Vemos,
pues, que cuando tenemos estos sentimientos o pasiones, nos introducimos
en territorio de Satanás, y abrimos puertas a su influencia sobre
nuestra vida. Por eso dice la Palabra de Dios en
Efesios 4:26: "Airaos,
pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar
al diablo".
2. La Naturaleza Del Perdón
Dice el diccionario: "Perdón es la remisión de una injuria, deuda,
agravio, etc."
En realidad, cualquiera de los sentimientos que estamos
considerando, es el deseo insatisfecho o compulsión a cobrar lo que
consideramos una deuda para con nosotros por algún daño que nos han
causado, o que creemos que nos han causado. Este deseo insatisfecho o
compulsión sólo produce amargura y sufrimiento a nuestro espíritu.
Al perdonar "remitimos", es decir, enviamos la cuenta de la deuda a
Dios. Renunciamos a cobrar esa deuda y se la remitimos a Dios, el Juez
justo que conoce todas las cosas, las circunstancias y las intenciones
del corazón mejor que nosotros, y quien es el único que tiene derecho a
cobrar:
Romanos 12:19: "No os venguéis vosotros mismos, amados
míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la
venganza, yo pagare, dice el Señor."
Al hacerlo así, quedamos en
paz con la persona que nos ofendió; con nosotros mismos y con Dios.
¡Gloria a Dios!
3. La Ley Del Perdón
La Palabra de Dios nos muestra una ley muy clara sobre el perdón,
pero que lamentablemente olvidamos con mucha frecuencia: la ley de
reciprocidad. Analiza los siguientes textos y anota las respuestas
a.
Mateo
6:12. El perdón a nuestros deudores nos da derecho a pedir perdón a Dios
por nuestros pecados.
b.
Mateo 6:14-15. La ley de reciprocidad se
hace manifiesta cuando perdonamos a los que nos ofenden.
c.
Efesios 4:32. Debemos perdonar así como Dios nos perdono.
Conclusión: Recuerda que como hijo de Dios tienes la promesa de
1 Juan 1:9: "Si confesamos nuestros pecados, el es fiel y junto para
perdonar nuestros pecados". Pero debes considerar que dicho perdón no
será eficaz si tu a la vez, no perdonas las ofensas de otros contra ti.
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