Iglesia de Dios Fuente de Vida

La Gran Comisión es nuestro mandato.


Respondiendo Preguntas Difíciles

Respondiendo Preguntas Difíciles - Parte #1

El cristiano en su caminar por este mundo enfrenta muchas interrogantes y problemas éticos, para los cuales no hay una referencia directa en las Escrituras, o cuya enseñanza aparentemente no es tan clara.

Como creyente debemos tener conceptos claros acerca de ellos, tanto para nuestra propia vida, como para poder responder a los que están buscando orientación bíblica.

El estudio de esos problemas nos ayudaran a encontrar en la Biblia respuesta para otros similares. Veamos algunos ejemplos:

A. El Aborto

Aunque casi todos los cristianos rechazan el aborto en forma general, algunos lo justifican en algunos casos, como en los embarazos por violación. Veamos la enseñanza bíblica:

1. Deuteronomio 5:17. Dios prohíbe matar.

2. Job 12:10. Dios es quien tiene el derecho sobre la vida.

3. Salmo 139:13, y 16. Dios nos formo desde que fuimos concebidos.

Dios es el dador de la vida, y el único que tiene derecho a quitarla, o autorizar a que se quite en casos específicos, tal como encontramos en las Escrituras. Además, desde el momento de la concepción ya existe vida, con todo el potencial dado por Dios para alcanzar sus propósitos eternos de bendición y de gloria.

Es por eso que los factores circunstanciales (violación, accidente, etc.), no son razón valedera para impedir el desarrollo de esa vida hecha a imagen y semejanza de Dios.

La herida emocional de una madre por violación puede ser sanada por Dios, como sucede en muchos casos, o solucionado el problema dando al bebe en adopción. El caso de posibles malformaciones hay que dejarlo a la soberanía de Dios, de la manera que se dejan los casos de personas que sufren accidentes o malformaciones por enfermedades.

B. La Eutanasia

La respuesta a este problema es similar al anterior. Dios es el dador de la vida, y el único que puede quitarla. Sin embargo, hay casos en que mantener artificialmente una vida ya vegetativa, sin conciencia y sin esperanzas humanas de recuperación, o que producen sufrimientos agudos al paciente, resulta más cruel para todos, que permitir que el proceso natural siga su curso.

Cada uno de esos casos debe ser considerado en todos sus aspectos con mucho cuidado. La decisión final debe ser tomada solo después de haber dado lugar a la intervención sobrenatural de Dios por la fe; en oración, con el consenso de médicos, familiares y pastores, y cuando es posible, del paciente mismo. Es importante que haya convicción espiritual de que Dios esta aprobando la decisión, cualquiera que esta sea, para evitar conciencia de culpa posterior. En todo caso, nunca se debe guitar la vida. Solo se puede permitir que el proceso natural llegue a su culminación.

C. El Divorcio

Este es uno de los problemas más generalizados de nuestra sociedad moderna, por lo que es necesario tener conceptos claros de la enseñanza bíblica al respecto.

1. El matrimonio es un pacto solemne delante de Dios, que Dios quiere que sea "hasta que la muerte los separe" (Proverbios 2:17; Malaquías 2:14-16).

2. Dios permitió al ser humano el divorcio como una concesión por causa de la dureza de su corazón, pero no porque fuera su deseo (Deuteronomio 24:1-2; Mateo 19:7-8).

3. El creyente en Cristo ya no está en dureza de corazón, y por tanto bajo una ley diferente (Ezequiel 36:26; Mateo19:9).

4. Hay solamente dos situaciones en que es lícito el divorcio para un creyente:

·        Cuando el cónyuge cae en inmoralidad sexual (adulterio, homosexualidad, etc.), y no quiere arrepentirse y dejarlo (Mateo 19:9). El pecado sexual rompe el pacto "una sola carne" del matrimonio (1 Corintios 6:16-18).

·        Cuando un cónyuge no creyente quiere divorciarse y deja definitivamente al cónyuge creyente (1 Corintios 7:15).

5. Un creyente casado y divorciado antes de su conversión ya fue perdonado y es una nueva criatura, de manera que, si no es posible la reconciliación con su ex-cónyuge, puede volver a casarse ya en el Señor (2 Corintios 5:17; Efesios 2:1-5).

El matrimonio es un pacto delante de Dios que El quiere que sea para toda la vida. El divorcio siempre es un apartamiento de esa voluntad de Dios. En Cristo todo creyente debe poder superar los problemas que se presenten, aun el perdonar una eventual infidelidad del cónyuge (Filipenses 4:13).

 

Respondiendo Preguntas Difíciles - Parte #2

D. Loterías Y Apuestas

¿Por que un cristiano no puede comprar loterías o rifas, apostar a los caballos, jugar bingo o póker? ¿Y más si con lo que gane podría ofrendar y ayudar a la iglesia? La respuesta es:

1. Dios ordena que debemos trabajar para ganamos el pan, lo que equivale al dinero (2 Tesalonicenses 3:6-10).

2. Los juegos de azar se basan mayormente en la ambición de dinero fácil, no trabajado. También la ganancia de unos pocos depende de la perdida de muchos por esa ambición. Por lo tanto, quien gana dinero en la lotería, apuestas o juegos, esta recibiendo algo que es fruto de pecado y a costa de la perdida, y a veces tragedia, de muchos. Dios no puede bendecir esto, ni menos recibirlo como ofrenda, porque esta debe ser santa (Malaquías 1:10-11).

3. Los juegos de azar producen esclavitud, porque quien los practica abre puertas a la influencia demoníaca. Por eso los jugadores o apostadores pueden llegar a extremos irracionales, causando tanto dolor a la familia.

E. El Yugo Desigual

2 Corintios 6:14-18. Aquí encontramos un mandato muy explicito de la Palabra de Dios: "No os unáis en yugo desigual con los incrédulos... Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor...”

¿Como entender este mandato? ¿No podemos en ningún caso asociarnos con un no-creyente, o trabajar en una empresa de no-creyentes? Veamos algunas respuestas en la Biblia:

1. La prohibición es a una relación de "yugo" con un no-creyente; es decir, una en la que ambos están obligados igualmente, de manera que ninguno puede hacer algo que el otro no quiere o no conciente.

Tal es el caso de un matrimonio, o una sociedad comercial donde el creyente y el no-creyente tienen el 50% de las acciones cada uno. Esto obliga al creyente a someterse a los criterios morales y éticos del no-creyente, lo cual puede ponerle en conflicto con su lealtad a Dios.

2. Es diferente el caso de una empresa donde el creyente tiene poder de decisión, y puede llevar las cosas guiado por su ética cristiana. En este caso no hay problema porque no es un "yugo".

3. Tampoco es un "yugo" cuando un creyente trabaja para una empresa de no-creyentes. Como empleado o empleada les son asignadas ciertas tareas o responsabilidades, que debe cumplir eficiente y honestamente, y sin violentar su conciencia cristiana. El no puede ser responsable de cosas o manejos que ignora o sobre los cuales no tiene poder de decisión.

Aunque no es del mundo, si esta en el mundo, y debe ser luz y sal dondequiera que este, influyendo con su testimonio y conducta. Si conoce de cosas injustas o incorrectas que no le dan paz en su conciencia, debe buscar la dirección de Dios para una posible salida.

F. El Baile, Licor, Tabaco, Cine

Aunque no hay ninguna prohibición explicita en la Palabra de Dios con relación a estas cosas y otras parecidas, si hay principios que podemos aplicar en todos estos casos:

1. 1 Corintios 10:23: El principio de lo que edifica; tanto por la naturaleza de la cosa en si, como por el ambiente que rodea su use o practica.

2. 1 Corintios 10:31: El principio de la gloria de Dios. Para cada cosa puedes preguntar: ¿Esto glorifica a Dios?

3. Romanos 14:15,21; 1 Corintios 10:32: El principio del amor a los débiles en la fe. Algo puede ser inofensivo para ti; pero si puede hacer tropezar a tu hermano, debes abstenerte.

4. 1 Tesalonicenses 5:22: El principio de la separación del mal.

No debes contaminarte ni con pecados ajenos.

5. Juan 8:32 y 36; 2 Corintios 3:17: El principio de la libertad de toda atadura o esclavitud a hábitos o vicios.

6. 1 Corintios 6:19: El principio del templo. Tu cuerpo es templo del Espíritu Santo, y debes cuidarlo en salud y santidad para Dios.

Memoriza el siguiente versículo

"Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre del Señor."

2 Timoteo 2:19

 

  

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