La Gran Comisión es nuestro mandato.
Base Bíblica:
Mateo
22:37-38: "Amaras al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu
alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento."
Introducción: A menudo estamos afanados con nuestra vida que
sin darnos cuenta alguna cosa o persona llega a ser lo más importante en
nuestra vida ocupando el lugar que le corresponde a Dios. Cuando amamos
algo o alguien mas que a nadie, cuando ponemos toda nuestra confianza y
nos ocupamos en ello o en esa persona, de manera que llega a ser lo
primero en nuestra vida, entonces ese "algo" o "alguien" ha llegado a
ser nuestro "dios", el objeto de nuestra adoración. No amar a Dios mas
que a cualquier otra cosa es el pecado mas grande que podemos cometer
Mateo 22:37-38.
En Pos de Falsos Dioses
La palabra
de Dios nos enseña las cosas que nos rodean no deben tener mas
importancia que Dios (Deuteronomio 6:14). Veamos como le damos mas
importancia a estas cosas:
1. La Idolatría: (Éxodo 32:8-10) es
pecado de muerte y sola la intercesión de Jesucristo nos puede librar.
2. Las cosas Materiales:
• El Trabajo: Trabajar
sin cesar sin darle tiempo a Dios. Trabajamos duramente y no vemos el
fruto de nuestras manos.
• La Codicia – no tenemos contentamiento con
lo que tenemos y nos esforzamos por obtener cosas materiales que no nos
dan la felicidad. Deseamos tener lo ultimo que sale al mercado, algo
mejor que lo que tiene el vecino o amigo.
• Las Propiedades (casas
carros): Nos esforzamos por tener una casa o un carro pero cuando los
tenemos nos ocupamos del cuidado de estos o tenemos que trabajar mas
para los pagas y no tenemos tiempo para Dios
3. Pasiones y deseos
de la carne confundidas por verdadero amor – Creemos que el amor por
otra persona, sin tener en cuenta a Dios, nos da la felicidad y nos
alejamos de Dios por conseguirlo.
El Verdadero Dios
Hemos sido creados para adorar al Dios verdadero y si no lo hacemos
estaremos adorando a dioses falsos (persona o alguna cosa). Y cuando
esto ocurre, nuestra vida se vuelve vacía, superficial, sin propósito
trascendente ni gozo permanente, hasta que El llega a ser "nuestro"
Dios, el objeto de nuestra adoración verdadera y sincera (Juan 4:23-24).
Conclusión: El único Dios es revelado en la Biblia
por medio de Jesucristo, su Hijo. Por lo tanto El es el único que debe
ser adorado. Las Sagradas Escrituras son la Única revelación escrita
verdadera del Dios verdadero, y el Señor Jesucristo es la Única
revelación encarnada y personal de Dios.
.
.